sábado, 16 de agosto de 2014

¿DÓNDE ESTA TU ALMOHADA?


Oleoducto Nor-peruano quebrado en Cuninico.

Con la rotura del Oleoducto Nor-peruano a la altura de la quebrada Cuninico en mayo 2014 afectando al pueblo kukama de la cuenca del Marañón nos encontramos con funcionarios de Petroperú que han tomado literalmente la comunidad de Cuninico.

El personal de Petroperú ha alquilado algunas viviendas para instalarse durante el tiempo de la emergencia, como ya ha quedado indicado. Han instalado en ellas sus carpas para evitar el zancudo[1] y poseer un mínimo espacio de intimidad. Una vivienda es un sistema de inmunidad, una forma de protegerse del mundo exterior: bien sea de las personas no deseadas (toxic people), bien de las malas noticias. Es la posibilidad de no-prestar-atención al mundo exterior. Pero menos, porque en Cuninico las paredes o no existen o no protegen del sonido. De ahí la importancia de controlar los ruidos nocturnos de los borrachos. Es decir, el sistema de inmunidad no es suficientemente eficaz. Un sistema inmunitario debilitado está propenso a todo tipo de ataques: virus. Recurriendo a los refranes podríamos afirmar que “a perro flaco, todos son pulgas”. Postulamos que les falta un sistema inmunitario celestial o un cobertor paradisíaco. Del mayor de los sin-techo se conserva un dicho extraordinario: “los zorros tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el hijo del hombre no tiene donde reclinar su cabeza” (Lc 9,58).

Incluso podemos ir más allá, y señalar que dentro de estas carpas existe un mundo desterritorializado. Un lugar emplazado para controlar que permita saber lo que está sucediendo, estar al tanto de todo, poseer información de primera mano y tomar decisiones in situ. Pero, al mismo tiempo, suficientemente cerrado para poder huir, un lugar propio, ajeno a la mirada de los demás, un lugar de desconexión donde poder quedar a solas con los propios pensamientos y deseos. Un lugar donde permanecer ajenos a los voyeurs. Diferente a los indígenas, bien diferente.

El sistema de letrinas también es muy interesante. Las han levantado alejadas de las viviendas para evitar los malos olores, con unos puentes de acceso bien construidos. Algunos trabajadores tienen como tarea llenar los baldes al lado de las letrinas, para poder limpiar. Porque ya se sabe “el patriota es el ser humano que perdona a lo nuestro ciertos olores”. Pero el patriotismo no da para tanto. Este tema está ligado al asentamiento de la población. Quien se mueve por todo el territorio no tiene la necesidad de levantar letrinas de modo perentorio. Conectando con lo anterior, señalamos que el rumor es el olor hablado.


© Parroquia Santa Rita de Castilla, julio 2014




P. Miguel Ángel Cadenas                                            P. Manolo Berjón
Parroquia Santa Rita de Castilla                                  Parroquia Santa Rita de Castilla
Río Marañón                                                              Río Marañón




[1] En estos momentos se está extendiendo la malaria vivax y falciparum en todo el Marañón. La malaria se transmite por la picadura de un zancudo. En el Centro de Salud de Santa Rita de Castilla no tienen remedios para esta grave enfermedad, ni en Maypuco. A un paciente en Santa Rita le han entregado, irresponsablemente, dos pastillas para sanar su malaria falciparum, un tratamiento incompleto. Esto sólo aumenta la resistencia del vector. ¿Cuánto es la pérdida económica en días de trabajo-persona? ¿Y los niveles de sufrimiento? ¿Se atrevería la Ministra de Salud a recibir dos pastillas para la malaria falciparum si estuviera enferma? ¿Acaso la gente del Marañón no tenemos la misma dignidad que la señora ministra? Lo ideal es combatir la malaria, durante años se ha hecho regalando mosquiteros impregnados de algún veneno a las comunidades afectadas. ¿Por qué ahora no? Pero dado que no se hace, ¿ni siquiera las pastillas, los remedios, para cuando nos enfermamos? Esto es otra veta que nos indica que al Estado-nación no le importa su población indígena. 

sábado, 9 de agosto de 2014

LISTAS DE TRABAJO, BORRACHOS Y DEMÁS. PENSANDO DESDE CUNINICO


En mayo 2014 hubo un negro y pestilente derrame de crudo en el Oleoducto Nor-peruano a la altura de la quebrada Cuninico, comunidad indígena kukama del distrito de Urarinas, provincia y departamento de Loreto, área de amortiguamiento de la Reserva Nacional Pacaya Samiria. Lejos de estar solucionado nos surgen nuevas y estimulantes preguntas.

Petroperú en Cuninico trató de controlar la información. La lejanía del lugar, pensaban ellos, iba a hacer imposible sacar la información fuera. Los periodistas no llegarían, por lo inaccesible del lugar, y a la población se le puede contentar ofreciendo “algunas ventajas”, con la condición de que estén calladitos. ¿Dónde falló Petroperú, entonces? El teléfono. Es verdad que están intervenidos, pero no se pueden cortar (aunque algunas llamadas se interrumpen misteriosamente o no entra la llamada cuando uno necesita). No se puede impedir el uso del teléfono. (Esta es una de las grandes diferencias con los derrames anteriores).

Una vez que esta estrategia ha perdido eficacia hay que buscar nuevas maneras de “controlar la situación”, porque se trata de “control”. Antes de llegar al control se ha pasado por una etapa de querer “disciplinar los cuerpos”. Para ello ha sido muy importante la vigilancia del espacio. Un croquis de la comunidad de Cuninico nos hace percibir cómo están distribuidas las casas que ha alquilado de Petroperú, desplazando a sus propietarios a la cocina (previo pago: S/. 300.00). El dinero es un poderoso instrumento de control. Téngase en cuenta que en la zona la circulación de dinero, siendo real, no es muy abundante. Petroperú paga a sus trabajadores S/. 80.00 diarios. Muchas familias nunca han visto tanta plata junta en tan poco tiempo y tan de continuo.

¿Cómo vivir en comunidad? Se precisa de unas normas, un código de ética, que nos permita conducirnos con toda tranquilidad. Petroperú pretendió controlar a los borrachos. Estos “cuerpos indisciplinados” ni sirven para trabajar ni dejan descansar a los trabajadores. Sus tomaderas se alargan en la noche, con música muy alta, alterando el ritmo de sueño. Los trabajadores al día siguiente no están suficientemente descansados para trabajar. Es decir, están afectando a la productividad. La comunidad no aceptó el cerco que les imponía Petroperú. No se trata de defender a los borrachos, ya lo hacen por sí mismos. Pero no se puede causar un derrame de las características de Cuninico, esconderlo debajo de la cama, y luego imponer las reglas en un territorio ajeno, por muy Petroperú que sea. Es como cuando los que apoyaron a dictadores de la talla de Pinochet llamaban a la policía cuando había un alboroto en el barrio entre borrachos.

Sino funciona la disciplina hay que buscar otras formas de control. Ya no se puede cerrar a estos cuerpos indisciplinados en la cárcel, escuela, fábrica… Ahora permanecen en espacios abiertos. ¿Si no es posible administrar Cuninico como una cárcel…, entonces, cómo controlar? Hay formas más sutiles: las listas de trabajadores las confecciona Petroperú o quienes ellos deciden. Es fácil de comprender que conseguir incluir tu nombre en la lista depende de las “simpatías” de Petroperú. Este control es mucho más eficaz, y menos oneroso, que la disciplina.


© Parroquia Santa Rita de Castilla, julio 2014.
Mapa de la comunidad de Cuninico. Es interesante percibir la ubicación de las casas de las autoridades de la comunidad y los lugares alquilados por Petroperú. Las ‘x’ son los lugares alquilados por Petroperú.


Los primeros días de trabajo el ingeniero encargado amenazaba a quienes no se esforzaban en la recogida de los restos de crudo (productividad) al “pozo”: sumergirse en el crudo por 8 horas diarias. En tono desenfadado y con burlas se jugaba con un trabajo peligroso. El miedo es otra de las formas eficaces de control.

El manejo de la información adquiere, en estas circunstancias, un carácter estratégico, en una doble vertiente. Por un lado, se riegan chismes en la comunidad. Así tenemos que “ingenieros de Petroperú” deslizan por la comunidad comentarios del siguiente tipo: “esto no es una comunidad nativa”. Por tanto, “quien manda aquí no es el apu, sino el teniente gobernador”. Este chisme tiene como objetivo “bajarse” al apu, con quien no han podido negociar. Los chismes no se pueden controlar y son un eficaz y potente instrumento al servicio de alguien, en este caso del poder. Ni que decir tiene que no todos los chismes favorecen a Petroperú, pero esa es otra. Cabe anotar que son un instrumento “para oponerse desde el interior a la expansión del poder”, para “bloquear al poder desde su misma gestación”.

Por otro lado, la información es poder. Petroperú administra su información: un doctor quiso advertir a la comunidad que no coman el pescado ni tomen el agua. Pero un ingeniero de Petroperú le cortó en seco. El doctor no regresó a la comunidad. Petroperú tiene acceso a las noticias que se producen fuera: medios de comunicación y gobierno. Mientras que los comuneros tienen mayor dificultad de saber lo que está sucediendo. En Cuninico no se ven ni se escuchan las televisiones ni radios de Lima o por Internet, por poner un ejemplo.



© Parroquia Santa Rita de Castilla, julio 2014



P. Miguel Angel Cadenas                                            P. Manolo Berjón
Parroquia Santa Rita de Castilla                                  Parroquia Santa Rita de Castilla
Río Marañón                                                              Río Marañón